Llegamos al Puerto de Chiquilá, y como en la ida a Holbox nos gustó mucho el camino y los pueblos por los que pasamos, decidimos hacer autostop e ir viendo donde nos quedamos.
Después de 20 minutos nos para el sastre de Solferino, un pueblo cercano, y nos habla de Beto, un chico que vive allí y esta construyendo una Palapa. Si le ayudas puedes quedarte a dormir y comer gratis. Así que vamos a conocerlo. La primera impresión que nos da es muy buena, nos convence en un minuto, y nos quedamos unos días.
Al ser viernes sólo tenemos que trabajar esa tarde y la mañana del sábado ya que el resto del finde es libre. Nos presentamos a la gente que también están allí ayudando. Dos francesas, Anais y Justine y un chico de México, Rodolfo .
La casa esta prácticamente acabada, aunque hay suciedad por todas partes. Esta en mitad del campo. Hay gallinas, gallos, conejos, una gata, y Kata la perra. Enfrente de la casa se encuentra la alberca con una familia de patos chiquitos y alrededor muchos árboles frutales como papaya, mango, limoneros, etc... Los baños son secos, es decir, va todo a un agujero que se va tapando con serrín. No tiene cocina de gas, sólo una gran parrilla para cocinar hasta el puchero. Se ve bien linda pero hay mucho trabajo para hacer.
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Palapa del Bucanero |
Nuestra primera tarea es limpiar la habitación dónde vamos a dormir, lo que nos ocupa toda la tarde, ya que aquello parecía una pocilga.
Al finalizar el día nos juntamos todos alrededor de una mesa redonda dónde los asientos eran columpios, para conocernos un poco y de paso bebernos unas cervecitas. De repente aparecen unos amigos de Beto "El Bucanero", entre ellos Freddy, con unos pescados frescos para la cena. Los cocinamos en las brasas con unas verduras que luego utilizamos para hacer una salsa con chile. Picante a rabiar pero rica.
Nos vamos a dormir y comenzamos a escuchar los aullidos de todos los perros de Solferino, un espectáculo estremecedor. A la mañana siguiente nos despierta el gallo al amanecer. Café y vuelta al trabajo. Un día tranquilo, dedicados a la decoración de la Palapa, colgando figuras de madera tallada, lijando muebles y pasándoles aceite y barniz. Rodolfo pintando los baños, y las chicas pintando carteles. El Bucanero? desaparecido toda la mañana.
Tomamos la tarde libre y Beto nos lleva a todos en su camioneta, incluyendo a Kata, a una laguna preciosa, la laguna de San Angel, nada conocida por el turismo. Allí pasamos el rato, charlando, haciendo fotos y viendo como Kata se bañaba todo el rato. Sus aguas verde esmeralda tenían una capa de algas que para la vista era todo un espectáculo pero nada fiable para darte un chapuzón.
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Laguna San Ángel |
A la vuelta los chicos se van a internet, Beto al pueblo, y nosotros nos quedamos a disfrutar del lugar y de nuestra primera conversación sobre la religión con un amigo de Beto, tema que aquí les gusta mucho. Esta charla suele comenzar con la pregunta de ¿y tú en quién o qué crees?.
El Domingo, después de despertarnos a las 5 de la mañana escuchando por los altavoces de una camioneta: - Hoy domingo, en casa de la señora María, a partir de ahora, se venderá rico mondongo para toda la gente de Solferino-. El mondongo son tripas de vaca cocinadas como un puchero. Ahí es nada.
Como es nuestro día libre vamos a Chiquilá en busca de Freddy que nos va a llevar a pescar. Al final no pescamos pero vamos de paseo con su barca y nos enseña los alrededores.
Llegamos a Punta Piedra, el rancho dónde vive Polito. Un lugar bellísimo dónde cultiva de todo, cocos, tomates, mangos, sandias, nopales. Todo de una manera impecable digna de aprender. Cría gallinas y les ha hecho una casa de muñecas. No tiene ni luz, ni agua corriente. Cuando oscurece se va a dormir y se levanta a las 4 de la mañana al amanecer. Nos comemos unos cocos con él que los parte a machetazo limpio, y nos enseña y cuenta cómo es su día a día.
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Punta Piedra |
Luego nos dirigimos a Isla Pájaros, como su nombre indica esta repleta de aves. Estuvimos un buen rato subidos a un mirador embobados observándolas en su hábitat.
De nuevo a la barca rumbo Isla Pasión. En el camino nos echamos unas risas, Freddy se cree el Alonso del agua y acabamos Annais y yo totalmente empapadas. En la isla nos tomamos un descanso. También hay muchas aves e iguanas y como Isla Pájaros, tiene la arena blanca y sus aguas azul turquesa.
De allí al que sería nuestro primer " Ojo de Agua". Los ojos de agua son lagunas formadas con el agua que sale desde la tierra. Este se llama Ojo de Gato, y tiene una grieta a unos dos metros de profundidad por dónde sale el agua. Es muy curioso acercarte con las gafas de bucear porque ves como salen hasta ramitas de plantas, debido a que vienen de las aguas subterráneas. Como era domingo estaba repleto de lugareños tomando el baño y haciendo barbacoas. Freddy estaba como un niño pequeño, no había quién lo sacara del Ojo.
Empezaba a anochecer y la barca no tenía luces, así que cogimos camino hacía Chiquilá. Al llegar fuimos a buscar pescado fresco para la cena. Freddy pertenece a una de las dos cooperativas de pescadores de Chiquilá y como en la suya no quedaba pescado fresco nos la dieron en la otra a cambio de que Freddy repusiera el pescado al día siguente. Esa noche se nos unió a la barbacoa y a la casa un nuevo voluntario, un italiano que anda también viajando.
A la mañana siguiente se fueron las chicas temprano. Nosotros, después de trabajar duro toda la mañana decidimos marcharnos al día siguiente.
Beto se emocionó con nosotros porque trabajamos bien y rápido, no paraba de mandarnos tareas mientras él se paseaba. Una cosa es echar una mano y otra bien distinta es trabajar como mulas. La tarde nos la tomamos libre para hacer una caminata preciosa por un antiguo camino maya.
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Camino Maya |
Cuando nos despertamos preparamos las mochilas, y al despedirnos de Beto notamos que estaba mosqueado porque el quería que le ayudáramos a terminar la Palapa.
Salimos a la carretera y nos pusimos hacer auto-stop, esta vez rumbo Cobá. Hay que tener un poco de paciencia, no siempre te paran a la primera.
By Bego